Estrategias de evaluación de la telemedicina que pueden probar su eficacia

Autor: Adrià G.Font   /  10 de febrer de 2015

La telemedicina no deja de aportar innovaciones y soluciones, pero aún no está totalmente extendida ni integrada en los sistemas sanitarios. Una de las causas es que a menudo se considera que hay poca evidencia de que sea efectiva; de hecho, faltan estudios y evaluaciones del impacto de esta práctica.

Por este motivo, un informe publicado recientemente en JMIR Publications se plantea este dilema y analiza los estudios realizados hasta ahora, detectando los retos y los posibles modelos de análisis para futuros proyectos. Para ello, los autores del estudio analizaron marcos y estrategias de evaluación utilizados frecuentemente aplicados a un caso real y detectaron puntos débiles y fuertes.

Dificultades en la evaluación de la telemedicina

De esta manera, se dieron cuenta de que las estrategias de evaluación clásicas no pueden aplicarse a la telemedicina efectivamente. Tradicionalmente, el impacto se determina a través de estudios sistemáticos, aleatorios y rigurosos. De todas formas, los estudios llevados a cabo sobre telemedicina son muy variados e incluyen proyectos pilotos muy distintos, de diferentes niveles de calidad (tanto el proyecto como su evaluación). Se ha concluido pues, que, en general, los problemas que surgen en la evaluación de programas de telemedicina se pueden clasificar en tres grupos:

  1. La diversidad de proyectos de telemedicina, ya que pueden enfocarse en resolver todo tipo de problemas del sistema sanitario: de atención sanitaria, de proveimiento de servicios, de intervenciones clínicas, de estrategias, etc. Esto hace difícil establecer parámetros que sirvan de indicadores en la evaluación de la telemedicina.
  2. Diseños de evaluación tradicional como la prueba controlada aleatoria (RCTs), a menudo son poco prácticos aplicados a la evaluación de la telemedicina: son costosos, difíciles de llevar a cabo y largos.
  3. Los programas de telemedicina son complejos y dinámicos, y los marcos de evaluación tradicionales no los capturan satisfactoriamente.

Enfoque práctico y valoración del impacto de la telemedicina

En este sentido, los autores del estudio destacan la importancia de seguir fielmente un protocolo durante todo el proceso del proyecto. Considerando sólo las fases básicas en el desarrollo de un proyecto, han creado este modelo de proceso para la elaboración y evaluación de un proyecto de telemedicina:

  1. Planificación:
    1. Objetivos y justificación: El primer paso es definir los objetivos y determinar la dirección del proyecto utilizando el método SMART (Specific, Measurable, Achievable, Relevant and Time-bound) o similares.
    2. Diseño del proyecto: Se deben definir los procesos y actividades que se llevarán a cabo para cumplir los objetivos propuestos. Esta fase incluye la identificación del público (target) y stakeholders, el diseño del protocolo, el presupuesto, la cronología del proyecto y el diseño de la estrategia de evaluación.
  2. Implementación:
    1. Tecnología y operaciones: Las acciones llevadas a cabo en esta fase estarán guiadas por el objetivo y diseño realizado previamente. Se debe seleccionar la tecnología adecuada y valorarla de forma íntegra con el resto del proyecto.
    2. Adopción y asimilación: Esta fase en telemedicina es crítica, especialmente si el proyecto va dirigido a los principales stakeholders (pacientes y proveedores). De cara al paciente, se debe tener en cuenta el grado de alfabetización digital, el diseño de la aplicación, su simplicidad y funcionalidad. De cara al proveedor se valora la integración en el proceso existente, asimilación por parte del personal, integración de la historia clínica y facilidad de aplicación. Las técnicas para mejorar la asimilación por parte del paciente son: personalización, ofrecer recompensas o incentivos económicos, ludificación e integración con redes sociales.
  3. Valoración del impacto: Medir los resultados durante y después de implementar el proyecto. Se recomienda que cada programa de telemedicina tenga un proceso de evaluación diseñado para cada una de sus fases, teniendo en cuenta las características específicas del programa.

El estudio recomienda pues, métodos prácticos, que apliquen procesos múltiples y valoren todas las fases. Considera esencial tanto la evaluación del impacto a lo largo de todas las etapas -en lugar de sólo al final- como la planificación previa. La planificación previa debe incluir todos los stakeholders, para que éstos identifiquen los objetivos del programa y las acciones que se deben tomar en cada fase, hecho que comporta dos beneficios importantes: la personalización de la telemedicina, un proceso que aún está en crecimiento y se puede adaptar desde el principio a las necesidades del paciente; y el compromiso de los usuarios, ya que cuanto más participen en el proceso de planificación, más comprometidos estarán con el programa durante su implantación.