La telemedicina no deja de aportar innovaciones y soluciones, pero aún no está totalmente extendida ni integrada en los sistemas sanitarios. Una de las causas es que a menudo se considera que hay poca evidencia de que sea efectiva; de hecho, faltan estudios y evaluaciones del impacto de esta práctica.
Por este motivo, un informe publicado recientemente en JMIR Publications se plantea este dilema y analiza los estudios realizados hasta ahora, detectando los retos y los posibles modelos de análisis para futuros proyectos. Para ello, los autores del estudio analizaron marcos y estrategias de evaluación utilizados frecuentemente aplicados a un caso real y detectaron puntos débiles y fuertes.
De esta manera, se dieron cuenta de que las estrategias de evaluación clásicas no pueden aplicarse a la telemedicina efectivamente. Tradicionalmente, el impacto se determina a través de estudios sistemáticos, aleatorios y rigurosos. De todas formas, los estudios llevados a cabo sobre telemedicina son muy variados e incluyen proyectos pilotos muy distintos, de diferentes niveles de calidad (tanto el proyecto como su evaluación). Se ha concluido pues, que, en general, los problemas que surgen en la evaluación de programas de telemedicina se pueden clasificar en tres grupos:
En este sentido, los autores del estudio destacan la importancia de seguir fielmente un protocolo durante todo el proceso del proyecto. Considerando sólo las fases básicas en el desarrollo de un proyecto, han creado este modelo de proceso para la elaboración y evaluación de un proyecto de telemedicina:
El estudio recomienda pues, métodos prácticos, que apliquen procesos múltiples y valoren todas las fases. Considera esencial tanto la evaluación del impacto a lo largo de todas las etapas -en lugar de sólo al final- como la planificación previa. La planificación previa debe incluir todos los stakeholders, para que éstos identifiquen los objetivos del programa y las acciones que se deben tomar en cada fase, hecho que comporta dos beneficios importantes: la personalización de la telemedicina, un proceso que aún está en crecimiento y se puede adaptar desde el principio a las necesidades del paciente; y el compromiso de los usuarios, ya que cuanto más participen en el proceso de planificación, más comprometidos estarán con el programa durante su implantación.
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